Diferentes documentos presentados dejan en claro que el CDC –el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos– rastreó millones de teléfonos. Se siguieron ubicaciones y datos a smartphones con propósitos por fuera de la autorización sobre el rastreo relacionado con el Covid -19.
El CDC compró el acceso a los datos de ubicaciones de teléfonos celulares. Los mismos se habían recopilado en los Estados Unidos, para llevar adelante un análisis del cumplimiento de los toques de queda.
El control desde el Covid-19
Toda esta información recabada por el CDC, primariamente para la pandemia, sería utilizada con otros fines más generales. Los datos reunidos son sobre la ubicación de los dispositivos. Allí se encuentra información sobre lugar de trabajo, la circulación de las personas y dónde viven. La información adquirida por el CDC permite conseguir, para preocupación de quienes presentaron el informe, un rastreo de gente específica.
El monitoreo de la actividad de los estadounidenses durante la pandemia, fue adquirido por los CDC. Los documentos, que datan de 2021, son fundamentales para ver la actividad de los ciudadanos y sus elecciones en materia de circulación. La pandemia posibilitó el control ciudadano por el bien público ante la emergencia sanitaria que se declaró a nivel mundial.
Zach Edwards, investigador de seguridad cibernética, planteó en una entrevista que:
“Los CDC parecen haber creado a propósito una lista abierta de casos de uso, que incluían monitorear toques de queda, visitas de vecino a vecino, visitas a iglesias, escuelas y farmacias, y también una variedad de análisis con estos datos enfocados específicamente en la ‘violencia’”.