En el vasto catálogo de leyendas misteriosas asociadas con el Vaticano, ninguna es tan fascinante como la del Chronovisor, una supuesta máquina del tiempo que permitió a un grupo de científicos y religiosos observar eventos del pasado, como la crucifixión de Jesucristo. Aunque esta historia ha sido desacreditada en múltiples ocasiones, el misterio y las teorías conspirativas que la rodean han mantenido su atractivo por generaciones. ¿Pero qué tan cierto puede ser todo esto?
El origen del mito: Pellegrino Ernetti y su máquina del tiempo
La historia comienza con el padre Pellegrino Ernetti, un monje benedictino y experto en música prepolifónica que afirmó haber trabajado en secreto, junto a un equipo de doce científicos, en la creación del Chronovisor durante los años 50 y 60. Entre los colaboradores mencionados por Ernetti estaban nombres de gran peso como Enrico Fermi, ganador del Nobel de Física, y Wernher von Braun, ingeniero clave en el desarrollo del programa espacial estadounidense. Según Ernetti, esta máquina permitía a sus usuarios visualizar eventos pasados con gran precisión, capturando tanto imágenes como sonidos de épocas remotas.
El propio Ernetti sostuvo que la máquina no era una simple máquina del tiempo en el sentido que solemos ver en las películas de ciencia ficción, sino más bien una “ventana” al pasado. Afirmó haber presenciado la crucifixión de Jesucristo, así como discursos del famoso orador romano Cicerón. Estas observaciones, según el monje, no eran solo anecdóticas, sino pruebas documentadas que fueron registradas en video.
El reportaje que sacudió al mundo
En mayo de 1972, el periódico italiano La Domenica del Corriere publicó un extenso reportaje en el que se detallaban las supuestas revelaciones de Ernetti. El artículo incluía una fotografía que, según el monje, mostraba el rostro de Cristo en la cruz. Esta imagen fue recibida con escepticismo por parte de muchos, especialmente cuando más tarde se demostró que la foto era prácticamente idéntica a una estampa vendida en un pequeño santuario en Italia. El parecido entre la supuesta foto del Chronovisor y una simple imagen devocional levantó serias dudas sobre la veracidad de toda la historia.
A pesar de estas inconsistencias, el reportaje dejó una huella profunda en la imaginación popular. La idea de una máquina capaz de acceder a momentos cruciales de la historia, como la crucifixión de Jesucristo o el auge del Imperio Romano, era tan seductora como perturbadora. Ernetti, sin embargo, mantuvo su versión de los hechos hasta su muerte en 1994, insistiendo en que el Chronovisor era real y que el Vaticano lo había ocultado para evitar que cayera en manos equivocadas.
Ciencia, conspiración y religión
Uno de los aspectos más intrigantes del Chronovisor es cómo mezcla conceptos religiosos, científicos y conspirativos. Ernetti argumentaba que el aparato funcionaba capturando ondas de luz y sonido que, una vez emitidas, permanecían en el universo para siempre. Este principio físico —que no ha sido comprobado científicamente— sostenía que las ondas podrían ser capturadas nuevamente y reproducidas, lo que permitiría “ver” el pasado.
¿Los viejos dispositivos nos pueden hacer viajar en el tiempo?
El libro del sacerdote François Brune, titulado Le Nouveau Mystère du Vatican, publicado en 2002, aportó una nueva capa a la historia. Brune conoció a Ernetti en los años 60 y afirmó que el monje le reveló los detalles de la creación del Chronovisor. Según Brune, la máquina había sido diseñada para validar algunas de las creencias más antiguas de la Iglesia y ayudar a documentar eventos históricos clave. Pero, bajo las órdenes del Papa Pío XII, la máquina fue escondida debido a su potencial para alterar la libertad humana y el curso de la historia.
Brune también sostuvo que Ernetti había guardado copias de los planos de la máquina en lugares secretos, como Japón y Suiza, por temor a que el Vaticano no fuera un lugar seguro para su custodia. Esto añadió un nuevo nivel de intriga a la historia, dejando abierta la posibilidad de que el Chronovisor aún pudiera estar escondido en alguna cámara secreta del Vaticano, esperando ser descubierto.
Desacreditación y legado
Con el tiempo, la historia del Chronovisor fue perdiendo fuerza debido a la falta de pruebas tangibles. Las inconsistencias en los testimonios de Ernetti y la falta de documentos que apoyaran sus afirmaciones llevaron a la comunidad científica y al público a desestimar la historia como un engaño.
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A pesar de las críticas, la idea de que el Vaticano pudo haber tenido una máquina para ver el pasado sigue siendo un tema recurrente en los círculos conspirativos. La figura de Pellegrino Ernetti ha sido estudiada desde múltiples ángulos, desde la ciencia hasta la teología, y aunque no hay pruebas concretas que respalden sus afirmaciones, su legado sigue vivo en forma de leyenda.
¿Es posible un Chronovisor?
Desde un punto de vista científico, la idea de una máquina que permita ver el pasado es altamente improbable. Las leyes de la física, tal como las conocemos, no admiten la posibilidad de que las ondas de luz y sonido queden “almacenadas” en el universo de una manera que permita su recuperación con una máquina. Sin embargo, la historia del Chronovisor refleja un deseo profundo en la humanidad de poder acceder al pasado, ya sea por curiosidad histórica o por motivos espirituales.
¿Y si el Chronovisor fuera real? Aunque todo apunta a que es solo una invención, su persistencia en la cultura popular habla de nuestra fascinación por lo desconocido. Después de todo, las teorías conspirativas se nutren de la falta de pruebas definitivas y del atractivo que generan las historias no verificadas.
En conclusión, el Chronovisor parece más un cuento de ciencia ficción que un logro científico real. Pero como ocurre con muchas leyendas urbanas, su veracidad no es lo que más importa. Lo que realmente cautiva es el potencial de imaginar un mundo donde podríamos observar los momentos más importantes de la historia, sin cambiar nada, solo siendo testigos de lo que una vez fue.