Cada vez más los productores se encuentran utilizando los satélites para trabajar en la propuesta de una agricultura sostenible. Con las imágenes que son tomadas desde el espacio se permite cuantificar el carbono que se almacena en el suelo. Con esta información se puede dar validez a todo aquello que se está vendiendo. El CO₂, que está en nuestra atmósfera, se encuentra en el ojo de la tormenta para su eliminación.
El esfuerzo para reducir el carbono a escala significativa, tiene su mirada puesta en el suelo. Esto se da porque el metro superior de la primera capa terrestre contiene más de tres veces la cantidad de carbono que hay en la atmósfera. Esto implica que un buen trato de nuestra tierra puede llevar a una mejor absorción del CO₂. Esta es una buena noticia para los agricultores, las empresas y todas las personas que se encuentran desesperadas en compensar las emisiones de carbono. El problema está en la verificación del proceso si hubo una absorción de carbono adicional. Las muestras físicas deben recolectarse regularmente en todo el terreno y enviarse a un laboratorio para el procesamiento de datos.
Mirando hacia el cielo y los satélites
Cada vez más los ingenieros que están apasionados por las granjas familiares vienen trabajando con startups. Muchos de estos ven que hubo un tiempo en que los “tecnólogos” parecen haberse olvidado de la agricultura en su conjunto. Actualmente, la ambición es producir mediante una infraestructura que sustenta, de forma completa, el mercado de carbono en el suelo. Varias voces se han expresado sobre que “ninguna tecnología resuelve un problema a menos que lo haga a escala y de manera rentable”. Cada vez más se viene monitoreando de forma activa, cada campo sobre la eliminación de carbono y las emisiones netas.
Aunque la mirada tecnológica está puesta en los Estados Unidos, de a poco se va extendiendo a otros puntos del continente donde la agricultura es eje de su economía. El profesor de la Universidad de Brown y científico en jefe de la startup Perennial, Jim Kellner, explicó que la tecnología de la empresa se basa en imágenes satelitales multiespectrales. Por este método se mide la luz reflejada de la Tierra en bandas estrechas a lo largo de una amplia gama del espectro electromagnético.
Con la ayuda tecnológica
La información que se captura es invisible al ojo humano y muy esencial para esta temática. Kellner explicó que se viene analizando el espectro de la luz reflejada, de esta forma se permite una identificación precisa del carbono en el suelo. Aquí se utilizan las imágenes satelitales con una resolución espacial de solo 10 metros. Al comparar la cantidad de luz reflejada en diferentes longitudes de onda, dice Kellner que “puedes aprender a identificar materiales, incluso sin la imagen”.
Las imágenes satelitales se van introduciendo en un algoritmo de aprendizaje automático, que se suma con datos ambientales sobre el campo en cuestión, su elevación y el clima. Todos estos datos permiten producir una medición del contenido de carbono en el suelo estudiado. Actualmente, se viene trabajando en entrenar estos algoritmos en nuevos países y continentes. De esta forma se podrá sumar información de otros tipos de terrenos, como también pastos y pastizales, además de campos de cultivos.