Hoy en día, el autoritarismo digital parece ser la opción que los gobiernos han decidido para llevar adelante el control de la información para la ciudadanía. Esta tendencia se viene acrecentando en países como Sudán, Siria, Jordania e India, aunque ha tenido sus consecuencias en otras partes del planeta.
Un ejemplo de esto lo ha señalado el reportero Ko Zin Lin Htet, con el golpe de Estado ocurrido en febrero de 2021 en Myanmar. El periodista supo relatar que una persona lo llamó para informarse, dado que los militares habían tomado el poder y arrestado a los políticos de la oposición. Tras colgar, Ko Zin Lin Htet revisó su teléfono y se encontró que no tenía Internet para investigar lo que venía sucediendo. Acto seguido se dirigió en su vehículo hasta el parlamento y pudo observar al personal policial custodiando los edificios gubernamentales.
El reportero constató, personalmente, aquello que le habían consultado que estaba pasando en Myanmar. Ko Zin Lin Htet pudo confirmar que el golpe de Estado había sucedido y, además, la nueva junta había llevado al país a la era anterior a Internet. Esta situación vivida en la pequeña nación del sudeste asiático es la muestra de lo que parece avecinarse en materia de autoritarismo digital para este siglo XXI.
Los gobiernos y su poder para el control
Las diferentes investigaciones confirmaron que, durante las primeras horas de ese día, la junta había enviado a los soldados a los proveedores de Internet. Ellos iban con la requisitoria de que los ingenieros tenían la obligación de cerrar todo tipo de conexión o acceso al mundo exterior. Nos encontramos ante lo que puede definirse como la primera etapa de un golpe digital diseñado. De esta manera se había iniciado la manera de ejercer el control sobre las comunicaciones, consiguiendo ralentizar y producir un cierre estratégico de Internet. Todo el país se encontró en un agujero negro de información.
Los cortes de Internet suelen ser muy comunes en países donde la democracia está en retroceso; todos, o su gran mayoría, son provocados por el gobierno de turno. Durante el 2021, en un total de 34 países se vivieron unos 182 apagones de las comunicaciones globales. Así lo confirmó Access Now, una organización no gubernamental que rastrea la conectividad en todo el mundo. En los países africanos y asiáticos, estos cierres se han vuelto recurrentes para controlar el comportamiento social.
Actualmente, hay regiones de India como Jammu y Cachemira que se encuentran en un manto de oscuridad en la faz digital. Hay una tendencia global a que, cada vez más, se use el interruptor de apagado del acceso a Internet. Los gobiernos vieron que pueden emplear este método, a su gusto o necesidad, como un arma contra el propio pueblo que gobiernan.
Sin libertad informativa
Michelle Bachelet, jefa de Derechos Humanos de la ONU, ha venido condenando estos cierres de Internet. La expresidenta de Chile se refirió de la siguiente manera a este control gubernamental: “apagar Internet causa un daño incalculable, tanto en términos materiales como de derechos humanos”.