Las redes sociales forman parte de la vida cotidiana de millones de personas. En los últimos diez han crecido exponencialmente. Esto generó la teoría de que las redes sociales se crearon por las agencias de inteligencia gubernamentales de las grandes potencias mundiales.
Es que estas plataformas son desde hace tiempo objeto de una especial suspicacia por parte de muchas personas. La duda surge cuando objetan que el motivo de que sean gratuitas sea del todo “altruista”.
Ciertamente, las redes sociales son espacios donde muchas personas dejan datos de toda índole. Estos datos van desde los más básicos referidos a la identidad, a tendencias políticas y patrones de consumo. Son esa fuente de datos los que las convierten en una apetecible fuente de información. Y de información susceptible a ser usada con fines no siempre lícitos.
Facebook a la cabeza
Mito o realidad, lo cierto es que la más conocida de estas redes alrededor del mundo, Facebook, fue creada por Mark Zuckerberg en 2004 como una forma interna de comunicarse entre los alumnos de una universidad estadounidense. Pero en poco tiempo se popularizó tanto que hoy cuenta con más de 2 mil millones de usuarios alrededor del mundo.
Esta inmensa popularidad, con usuarios que se conectan a ella en promedio más de una vez al día, apuntala aún más la creencia de que los servicios secretos se sirven de esta información, incluso bajo el consentimiento de sus directivos, quienes podrían cooperar directamente con estos organismos de inteligencia.
De hecho, Facebook, junto a Google, es clave dentro del orden mundial, según afirman sus detractores. Estos aseguran que lo saben todo sobre los usuarios. También dicen que usan la información con fines no sólo comerciales sino también políticos.
Una realidad es que los algoritmos usados por las redes sociales permiten conocer mucho de las personas que los usan: por eso se consideran una gran arma con la cual se pueden no sólo orientar consumos sino definir campañas e incluso incidir en resultados políticos. Y Facebook ya ha sido objeto de denuncias sobre que nos escucha a través de nuestros teléfonos móviles.
Snowden y documentos clasificados
El estadounidense Edward Snowden, ex empleado de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), reveló en 2013 documentos clasificados como alto secreto de varios programas de la NSA, incluyendo los programas de vigilancia masiva Prism y XKeyscore.34567.
El revuelo fue máximo: en ese mismo año, el Comité de Inteligencia del Senado se comprometió a investigar la forma en la que funciona la NSA. Sin embargo, el daño ya estaba hecho: los documentos filtrados revelaron la manera en la que la esta agencia entró a los servidores de nueve empresas de internet.
El fin de esta incursión fue hacer seguimiento de las comunicaciones en internet a través del programa de vigilancia Prism. Entre las nueve empresas figuraban Facebook, Google, Microsoft y Yahoo.
La denuncia indicó que Prism dio acceso a la NSA y a su homóloga británica GCHQ a correos electrónicos, chats, datos almacenados, tráfico de voz, transferencias de archivos e información en redes sociales.
Las sospechas de muchas personas quedaron confirmadas luego de las revelaciones propiciadas por Snowden: nuestros datos en internet no están seguros.
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