Muchas veces miramos tanto el futuro, que una “revisión” del pasado, como fue el reconocimiento en el Premio Nobel de Medicina, produce un renovado interés por nuestros ancestros. El sueco Svante Pääbo se quedó con el primer premio otorgado por la academia sueca, que tendrá como corolario el esperado Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, este estudio sobre la evolución humana fue muy bien recibido por la comunidad científica.
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El Instituto Karolinska anunció, el pasado lunes, el primer premio en su semana de reconocimiento a las diferentes disciplinas que premia. Pääbo, de una historia particular, fue reconocido por los descubrimientos realizados sobre los genomas de los homínidos extintos y el proceso de la evolución humana. La paleogenómica, una nueva disciplina científica, que se basa en la reconstrucción y el análisis de la información genómica de las especies extintas. Pääbo es el iniciador de esta nueva rama de la ciencia y, en esta oportunidad, trabajó sobre los genes antiguos y la búsqueda por saber más sobre los orígenes de la humanidad.
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Nobel de Medicina mirando el pasado
En una sociedad, con las características de una modernidad líquida, como expuso Zygmunt Bauman, una mirada hacia atrás no parece ser lo más habitual. Pääbo consiguió, con su investigación, obtener la secuenciación del genoma del extinto pariente del humano actual, el neandertal. Además, descubrió a Denisova, un homínido semidesconocido que formó parte de la evolución humana. Finalmente, su trabajo también determinó cómo los genes antiguos se transfirieron de los homínidos al Homo sapiens, que somos nosotros, y cómo esto ha afectado nuestra composición fisiológica.
Muchas veces sabemos, o pretendemos saberlo, hacia dónde vamos o cuáles son nuestras intenciones con el futurismo. Pero, sin embargo, no solemos detenernos a reconocer nuestro pasado y como ha sido la evolución de la humanidad. El trabajo de Pääbo apunta a nuestros orígenes y toma estudios realizados en disciplinas como la paleontología y la arqueología. La extinción de los neandertales y si hubo contacto con el Homo sapiens es toda una discusión sobre una posible coexistencia y la posibilidad que una especie haya llevado a la desaparición de la otra, como así también sobre el tipo de relacionamiento alcanzado.
El genoma humano se comenzó a secuenciar, en nuestra especie, hacia finales de los años 1990. De esta manera se inició el trabajo de reconocer que relación genética había entre las diferentes poblaciones humanas. Ahora, la mirada está puesta en saber qué pasó con los homínidos extintos y cómo se relaciona su genoma con nuestro ADN. La información genómica obtenida por Pääbo parecía imposible por la contaminación de las muestras, con cientos de miles de años en nuestro planeta.
Un científico con pasado de premios
A los 67 años, el sueco Svante Pääbo es reconocido con el Premio Nobel de Medicina y repite un logro obtenido por su padre 40 años atrás. El científico sueco es hijo, de una relación extraconyugal, del bioquímico Sune Bergström. Este había conseguido, en 1982, ganar el premio Nobel de Fisiología y Medicina, junto a Bengt Samuelsson y John R. Vane, por el trabajo realizado sobre las prostaglandinas.
Pääbo siempre estuvo ligado a la ciencia y la historia. En sus inicios había dedicado sus investigaciones a la egiptología y también realizó trabajos sobre el ADN de las momias egipcias. El año pasado, en esta misma rama, los ganadores habían sido David Julius y Ardem Patapoutian, por su descubrimiento sobre cómo el cuerpo humano siente los abrazos y el calor.