Muchas películas de ciencia ficción cuentan con la utilización de voces planas y sin emociones. Todo parece indicar que esta es la manera de diferenciar el tiempo presente con un futuro. El tono distópico es cada vez más utilizado por la industria del cine en sus producciones futuristas.
Producciones como “From Her to After Yang to Dual” son un ejemplo de este auge de voces tristes. En una industria con muchas producciones independientes, donde se ven pocos escenarios lujosos, la voz ha tomado un protagonismo especial. Una buena banda atmosférica, escenografía inteligente, efectos especiales modestos y voces tristes para plantear posibles futuros humanos.
Ciencia ficción de Siglo XXI
El cine, principalmente para recuperarse por el parate de la pandemia, viene trabajando en la rentabilidad. Allí, la tecnología, le viene permitiendo otros costos. Además, de encontrar determinado patrón en ese universo ficticio, como es el caso de la voz triste en ciencia ficción.
Las nociones cinematográficas de la distopía fantástica tienen una actividad alejada del interés romántico. El ejemplo de Collin Farrel, hablando totalmente inexpresivo en The Lobster de Yorgos Lanthimos, es uno de los grandes ejemplos de esta iniciativa del cine del nuevo siglo.
Esa aceptación, casi natural, de un futuro lleno de desgracias se afianza con la voz triste que se utiliza. Tanto la falta de amor, en los personajes, como las diversas situaciones adversas que deben aceptar, cuenta con el refuerzo en una tonalidad marcada por la tristeza en el relato.
El Sad-Voice Sci-Fi, que tiene a Farrell como estrella, también es impulsada por jóvenes cineastas. Las conversaciones entrecortadas, calladas entre sí, son muestras de una nueva mirada en el uso de la tecnología para señalar como se prevé el futuro de la humanidad.