Una extraña combinación de un chip nuevo en un equipo 2016 es la tónica de la nueva Apple MacBook Pro 13. La CPU que ha decidido colocar la gente de Cupertino en una computadora de la década anterior cuenta con varios detractores. Claro que también están los amantes de los modelos clásicos y que destacan esta iniciativa de Apple.
El mercado actual tiene espacio para lo retro o vintage. Sin embargo, esa parte se da en la carcasa, dado que cada vez los usuarios exigen más en materia de velocidad en los nuevos dispositivos. Las puntualizaciones son realizadas, más que nada, por los fanáticos tanto de la empresa como del equipo personal.
MacBook con su mirada retro
Hay todo un mercado mundial alrededor de los MacBook. Aunque suelen ser vistos como exclusivos de Estados Unidos, la globalización ha llevado a que, en cualquier punto del planeta, se pueda encontrar un equipo de Apple. La nueva MacBook Pro 13 posee el mismo chasis que su antecesora M1, de 13 pulgadas. El modelo M1 se lanzó en 2020 con la utilización de un diseño que databa de 2016.
La pantalla también será de 2560×1600, con el mismo Magic Keyboard y los mismos puertos, dos, Thunderbolt. Seguirá contando con la misma barra táctil y los lados del equipo ligeramente cónicos. Sin embargo, no contará con ranuras SDXC, puertos HDMI o carga mediante MagSafe.
El único cambio significativo, en comparación con la MacBook Pro de 2020, se encuentra en el procesador. No hubo muchos cambios en torno al sonido y su compatibilidad con Spatial Audio. Nos encontramos con un nuevo chip dentro de un chasis anticuado, al igual que la gran mayoría del resto de los componentes.
