Diariamente nos encontramos con un sinnúmero de memes, fotos y vídeos que evocan miles de sensaciones y sentimientos en las redes sociales, ¿los protagonistas? Los niños. La situación comienza de la forma más simple: una foto de un niño publicada, que, posteriormente se viraliza. Incluso, si esta llega a caer en manos de un creativo internauta podría terminar siendo un GIF o un meme que se compartirá miles de veces durante mucho tiempo.
Por lo anterior, de acuerdo con la empresa de seguridad en internet AVG, quien realizó un estudio en 10 países (Alemania, Australia, Reino Unido, Francia, Canadá, Italia, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda y España). Determinaron que:
- Los padres de niños menores de seis años suben a las redes sociales 2.1 unidades de información por semana sobre sus hijos, puede ser una foto, un vídeo o incluso una descripción textual.
- Si los niños tienen entre 6 y 13 años, entonces sus padres suben 1.9 datos por semana.
- Y a partir de los 14 años, los padres suben 0.8 datos por semana.
Las fotos de tus hijos en las redes sociales ¡son de tus hijos, no tuyas!
Si bien, publicar fotos de tus hijos en las redes sociales parece algo muy inofensivo, algunos especialistas consideran todo lo contrario. Stacey Steinberg, abogada y profesora de derecho de la Universidad de Florida, comenta que este fenómeno es conocido como shareting, un término derivado del inglés share “compartir” y parenting “criar” (en el sentido de ser padre o madre).
Sin embargo, este tipo de eventos, ponen en tela de juicio un dilema interesante: si son los padres los que deben proteger la información personal de sus hijos ¿por qué los someten a este riesgo a nivel mundial?
Por lo anterior, Steinberg explica que:
“Al narrar, compartimos información sobre los hijos, a la vez que les privamos del derecho a hacerlo ellos mismos en sus propios términos. Y eso es una fuente potencial de daño a la que no hemos prestado atención”.
Y es que, sin darnos cuenta, publicar contenido en las redes sociales sobre un niño, podría someterlo a diversas situaciones de riesgo en el mundo físico y digital. Piensa que, por ejemplo, una imagen de un niño podría ser usada para simular una situación de peligro y reclamar un rescate o quizás para robarles su identidad.
En conclusión, aunque suene algo extraño, debes saber que es obligatorio pedir permiso a los menores antes de compartir información sobre ellos. Porque no debes olvidar que prontamente estos podrían sufrir las consecuencias no solo en su infancia sino en su adultez.
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