Con la fiebre mundialista, el fútbol se ha convertido en la “figurita” de moda hasta el cierre del mismo en suelo qatarí, en un mundial señalado como un ícono de la tecnología, particularmente dentro de las canchas y en las transmisiones televisivas. Sin embargo, toda esa tecnificación también está siendo utilizada para la vigilancia de los simpatizantes. En toda América Latina, miles de aficionados se congregan para ver sus equipos favoritos. Allí aparece este nuevo actor, estamos hablando de las cámaras de reconocimiento facial.
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Este deporte, el fútbol, se vive tanto dentro como fuera de la cancha, es un fenómeno global. Con estos nuevos sistemas de reconocimiento, que se implementaron por seguridad, los rostros de todos los aficionados se captura, procesa y guarda. Allí, la falta de consentimiento de los asistentes a este espectáculo es todo un tema legal que todavía está en pañales. Luego de años de uso en los campeonatos europeos, desde hace un tiempo se encuentran presente en varios de los estadios latinoamericanos.
Diferentes empresas vienen ocupándose de este trabajo de vigilancia y reconocimiento facial, tanto en inmediaciones como dentro de los estadios. Daniel Ibañez, simpatizante del club mexicano Toluca, resaltó que:
“Como aficionado no sabía, y te apuesto a que así hay muchos que no conocemos de estos detalles”.
Bajo el apego a la seguridad se viene introduciendo también la situación de control sobre la ciudadanía.
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El fútbol y la vigilancia
Cuando se habla de reconocimiento facial estamos entrando en la categoría de datos biométricos. Allí, la organización Privacy International señaló que:
“Pueden de manera precisa reconocer a un individuo con base en sus características físicas o de comportamiento”.
Ante este panorama, cuando se captura cualquier tipo de información, sobre todo sensible, debe contar normas estrictas de vigilancia.
Generalmente, las cámaras cuentan con una resolución de 16 megapíxeles. Esto permite capturar las caras con determinados detalles de los aficionados que ingresan a las tribunas. Con estos sistemas se ha venido señalando que se gana en seguridad. Sobre todo, luego de momentos de mucha violencia en los estadios de toda América. Pero, no podemos obviar, que esta situación también entra en controversia con la intromisión en nuestra privacidad o uso de nuestros datos sin consentimiento.
Datos obtenidos por la tecnología
La evolución de las tecnologías biométricas viene creciendo a cada minuto. Quizás todavía lejos de lo que se sueña en las películas de ciencia ficción, pero, sin embargo, con un avance cada vez mayor. Juntar o guardar los datos biométricos, mediante el empleo de cámaras de circuito cerrado, pueden llegar a entenderse como delictivos.
Allí, legalmente, llega el cruce sobre si el simpatizante está informado de este hecho de control o no, para tener que dar un consentimiento. Las empresas apuntan a que no hay discriminación o se diferencia entre “buenos y malos”, sino que la captura facial se hace sobre el 100% de los asistentes a los estadios.
Los clubes de las ligas de todo el continente americano han tenido que invertir millones de dólares en materia de seguridad. Ahora bien, sin embargo, muy poco se conoce que sucede con la información que recogen los equipos de cámaras de vigilancia. El control de los accesos a los estudios y, ya dentro de los mismos, hay reconocimiento facial a miles de aficionados sin el correcto consentimiento de los aficionados que concurren a un espectáculo deportivo.